martes, 12 de octubre de 2010

La omnipotencia de Odin y la creación de las runas

Cuenta la leyenda, que al principio de los tiempos, Odin era capaz de ver lo que pasaba en los nueve mundos desde su trono Hliðskjálf, pero no podía sin embargo ver el futuro. Este al ser el dios de la sabiduría, tenía una inmensa necesidad de conocer el futuro, pues se dice que fue él quien dió el don de la curiosidad a los hombres.
Odin sabía que quien bebiera de las aguas del pozo Urd obtendría la omnipotencia, de forma que acudió allí, y pidió a Mimir, su guardián, que le permitiese beber de las aguas. Pero este, conocedor del valor de la sabiduría absoluta, le exigió al dios que dejase algo como prenda, uno de sus ojos (lo cual simboliza la diferencia entre belleza y fealdad). Odin, sin dudarlo un momento, extrajo su ojo, y se lo entregó a Mimir, que lo arrojó a las profundidades del pozo, para que permaneciese allí por toda la eternidad. De esta forma, Odin sacrificó la belleza por la sabiduría.
Más adelante, en un enfrentamiento entre los Vanir y los Aesir, Mimir fue decapitado, y Odin tomó su cabeza, y la conserva junto a sí, haciéndola hablar por medio de la magia, lo cual la convierte en una fuente inagotable de conocimientos.

A pesar de que los conocimientos que Odin obtuvo eran de gran importancia, su sabiduría absoluta no consiste solo en estos, sino que también se compone de la magia y las poesías.
El saber de estas dos artes lo obtuvo mediante el conocimiento de las runas. En otra leyenda se narra cómo obtuvo Odin las runas.
Ocurrió que Odin queriéndo obtener el saber de las runas, realizó el sacrificio de sí mismo, clavandose su lanza Gungnir y colgándose cabeza abajo de las ramas de Yggdrasil, el fresno sagrado, durante nueve días y nueve noches. Y en la noche de el noveno día, cuentan que Odín pudo surcar las aguas de su propia alma, y allí en el fondo, encontró las runas y las asió, y aunque esto le provocó la muerte, resucitó, ahora conocedor de las runas.
Hay que resaltar que la muerte de Cristo, según la religión cristiana, guarda un enorme parecido con este mito, tanto por la lanza, como por el colgar durante largo tiempo y como por la resurrección.

Finalmente Odin, por medio de estos dos sacrificios se conviertió en el dios conocedor de todas las cosas y poseedor de la sabiduría absoluta.

Otras leyendas cuentan como Odin disfrutaba, tomando el aspecto de el anciano errante, y retando a duelos de sabiduría a grandes erúditos. Una vez se batió en un concurso de adivinanzas con el gigante Vafþrúðnir el cual se decía que era el más sabio de los gigantes, bajo el disfraz de Gágnraðr (gran similitud con el nombre de Gandalf). Preguntaron y respondieron preguntas sobre el presente, el pasado y el futuro, y ninguno se alzaba con la victoria, hasta que Gágnraðr preguntó al gigante, qué susurró Odin al oido de su hijo Baldr en su pira funeraria; descubriéndose así que era Odin, ya que una norma indiscutible en los torneos de adivinanzas es que el que formula la pregunta debe conocer la respuesta, y la respuesta a aquella pregunta solo era conocida por Odin. Y así el gigante salió derrotado, como todo aquel que se enfrentó alguna vez a Odin en uno de sus famosos duelos.

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